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martes, 4 de febrero de 2014

Crónica de un fin de semana ornitológico


  Tras este largo mes de bibliotecas y apuntes, decidimos tomarnos el fin de semana, y aprovechar para conocer nuestro territorio, aun tan inexplorado y desconocido para nosotros;  y un poco con la excusa de que ha comenzado The big year! En Teruel, tomamos a las aves como protagonistas de la escena.


   Salimos el viernes por la mañana temprano, en dirección a la Sierra de Gúdar,  donde nos esperaba un muy buen día de pajareo.

   Empezamos la mañana tranquila, montamos las redes para la captura  y posterior anillamiento de aves  en Alcalá de la Selva, y pasamos la primera mitad de la mañana aguantando el viento y la nieve, que no paraba de caer, aunque luego salió el Sol, que nos acompañó el resto del día. Anillamos un total de 40 pájaros, entre escribanos montesino y soteño, y un ejemplar pinzón vulgar.





Redes repletas
Escribano soteño (Emberiza cirlus)

Escribano montesino (E. cia)

Hembra de pinzón vulgar



 Después de una buena comida, nos dirigimos hacia los sabinares de Mora, donde nos dimos un largo paseo entre sabinas centenarias, y donde pudimos ver como convivían el hombre y el sabinar, ayudándose mutuamente, encontrando  árboles muy longevos y muy manejados por el hombre, de los que se obtenía madera para leña y para construcción, las hojas se las daban como alimento al ganado…




Foto equipo bajo Sabina La Parra


Cernícalo vulgar
Valla ganadera de madera de sabina




Acabamos el día con una breve aparición del gran duque, bajo un atardecer rojizo, a orillas del Mijares, que nos dejo un muy buen sabor de boca.



  Al día siguiente, y también con un buen madrugón, nos dirigimos a Gallocanta,  donde pasamos el día celebrando  el festival de las grullas.

Gallocanta al fondo, y su laguna a media mañana.
Primera hora de la mañana.










   Tras saludar a camaradas pajareros y tomarnos el respectivo carajillo, que a esas horas actúa bien como anticongenlante, nos disponemos a presenciar uno de los espectáculos más maravillosos con los que nos puede deleitar la naturaleza en nuestra zona; la salida de las grullas de la laguna donde han pasado la noche, hacia los campos de cultivo y montes cercanos donde se alimentan durante el día; y su posterior regreso al anochecer a esta. La niebla, el frío, los trompeteos de las grullas, mezclándose con los primeros rayos de Sol de la mañana y con el reflejo de  estos  al chocar con la lámina de agua que cubre la laguna; producen una sensación recomendable para todo hombre, haciéndolo  conectar con la naturaleza por un momento, volviendo a los orígenes de nuestra especie, y encontrando la paz interior.








Grulla común


  El día lo pasamos tranquilamente, realizando las actividades que nos proponía los amigos de Gallocanta por la mañana, y pajareando por nuestra cuenta la otra mitad del día.

  Destacando la gran cantidad de aguiluchos pálidos y laguneros  que  pasaban en dirección Bello à Las Cuerlas, rozando el suelo y haciendo alarde de maestría al planear, deleitándonos con sus técnica y habilidad, y como auténticos señores del cielo, deleitándonos con alguna acrobacia aérea.


Aguilucho lagunero volando sobre las grullas y con un bando de andarríos chico al fondo



Dos lustrosos jabalíes cruzaron raudos la laguna.

Estas cinco corzas pacían tranquilamente, próximas a la laguna.

Acabamos el día con la entrega del premio al grullero mayor a Joaquín Araujo, que lo agradeció con un emotivo discurso dedicado a los grulleros y a todos aquellos que disfrutan y defienden  a la madre naturaleza.







Y por la noche, con el buen ambiente de los que tienen pájaros en la cabeza, despedimos la jornada con una verbena en Tornos.


Saludos